/#TeamSavy en el día del amigo secreto.
Hace unos días estaba pensando en la frase "Ir a tu lugar feliz". Ese lugar al que vas en tu imaginación cuando cierras los ojos e ignoras el resto del mundo, justo cuando no quieres saber nada más y decides, en vez de enloquecer, cerrar los ojos e ir a otro lugar.
O por lo menos esa es la idea general, excepto que no he sentido la necesidad de tomar un viaje imaginario a aquel lugar en mucho tiempo.
Hace un tiempo ya que tengo una deuda conmigo mismo de escribir unas últimas palabras acerca de mi emprendimiento anterior, Savy. Después de todo el fin fue tan súbito y poco ceremonioso que no econtré un buen momento para escribirlo. La vida continuó con nuevas oportunidades, el COVID siguió su devastadora curva de contagio y la empresa se disolvió antes de que las palabras correctas llegaran a mi. Hasta que la semana pasada un oportuno algoritmo de Apple
decidió mostrarme en uno de sus recuerdos la foto de portada de este artículo.
Lo que más me impactó de la foto, fue lo ridículamente feliz que se ven las personas que están en ella. Yo sé que es una foto y se supone que todos sonreímos en ellas, pero hay algo acerca del ambiente y el momento que se tomó este momento que se siente... auténtico, alegre, feliz.
A pesar de todas las dificultades que vivimos y los retos que enfrentamos, en la mayor parte del tiempo, así se sintió el ambiente de nuestro pequeño lugar.
Fue recordar esa sensación lo que me motivo, finalmente, a escribir este artículo. Por cerca de tres años tuve el privilegio de vivir y trabajar en mi lugar feliz. Sin importar qué tan difíciles se llegaron a poner las cosas: si un proyecto no marchaba bien, cuando los números no alcanzaban nuetras espectativas,
cuando tuve que tomar la decisión de despedir a alguien (que es lo peor); no pensé en un solo momento, en cerrar los ojos y escapar a otro lado. Ni Una. Sola. Vez.
Un emprendimiento es curioso en este sentido. Uno tiene la oportunidad de experimentar cualquier cantidad de experiencias y oportunidades en un solo lugar: alegría y tristeza, éxito y fracaso, claridad y desespero, orgullo y verguenza... y muchas más. Pero en el día a día las cosas se mueven tan rápido que no hay mucho tiempo para reflexionar sobre todo lo que está sucediendo. En retrospectiva, me es fácil decir que tan solo tener la oportunidad de vivir todo esto es, en mi concepto, razón suficiente para hacerlo.
Desafortunadamente, todo tiene su final y el 2020 fue un año despiadado en cuanto a terminar cosas abruptamente. Volviendo un poco a la foto que disparó este artículo, sé que no puedo predecir el futuro. Espero, sinceramente, que todas las personas que estamos en esa foto encontremos, una vez más, el ambiente que fue capturado en ese instante: un ambiente de energía eléctrica y positiva que emana de un equipo que es mucho más que la suma de sus partes. Y que, esta vez, logren mantenerlo un poquito más que lo que pudimos en Savy.
Soy una persona inreíblemente afortunada por haber tenido la oportunidad de vivir esta experiencia y me siento aún más agradecido hacia todas la personas que participaron de ella y compartieron, junto a mi, los sentimientos que describí anteriormente. Amé cada momento que pasé con este equipo y de haber contribuido mi parte en crear algo que le trajo felicidad y alegría al mundo y a la vida de algunas personas.
Al equipo de Savy, tanto los que están en la foto como los que no están, por haber compartido esta experiencia conmigo.
A mis confundadores, por haberme aguantado durante todos estos años.
A mi familia, mis amigos y especialmente mi novia por haber lidiado con mi ausencia durante tantos meses, días y horas.
Gracias por haber sido parte de mi lugar feliz.
Felipe.
P.S. Some other memories
Allow me, for posterity, to share some other moments that come to memory from looking at this picture:
Y tantos más... disculpenme si me faltó alguno importante, seguramente le agregaré algunos más a la lista por tenerlos en algún lado.